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Hombre y mujer, pueden vivir hoy como pareja, de forma muy distinta a como lo hicieron hasta ahora…

Y es que aun cuando la vida y la forma de vivirla está en constante cambio, a veces los matrimonios no ajustan sus estrategias y habilidades para agrandarse ante este devenir que los lleva a mundos y situaciones extrañas y diferentes…

Seguimos creyendo que los fondos del matrimonio, la indisolubilidad, la permanencia eterna y la unión conyugal comprometida debe sostenerse en las viejas formas aprendidas o en aquellas que en su momento nos garantizaron la continuidad.

Es un gran peligro confiarnos en pensar y a actuar que el “nosotros” está garantizado por aquella primera promesa dada. El mundo, sus condiciones, nuestro propio desarrollo y los nuevos personajes en juego hacen que también nosotros estemos bajo el influjo de todo tipo de presiones, y las esposas y esposos en coaching y en consulta nos lo comprueban… Muchas son las historias de “Ella está cambiando, me gusta su desarrollo, pero respecto a mí no la siento tan cercana” o  “a él ya no lo reconozco, está tan centrado en su trabajo, sus viajes y sus relaciones que me hacen sospechar que ya no soy su prioridad”, o esos adolescentes que hablan de que su papá es frío con toda la familia, que su mamá la ven cansada y triste y el ambiente entre sus padres refleja frialdad y lejanía …”ya no sé si se quieren mis papás. Eso me asusta y me hace sentir inseguro. Su trato es lejano y lo peor, parece que ya se están acostumbrando a tratarse en una sola línea, ya no salen, ya no sonríen, ya casi ni discuten, se los está tragando la rutina y la vida laboral…” Seguramente nunca se han ido, pero lo tenían silenciado o marcando cierta distancia…como un ajeno, como un vecino…como un pariente lejano.

La pregunta es: ¿cómo retroalimentar el nosotros?, ¿cómo mantenerlo vigente y fresco?, ¿cómo protegerlo de todos los avatares de la vida actual y seguir sintiendo piso seguro cuando hay momentos de flaqueza o cansancio? ¿qué más podemos hacer para retomar o generar proyecto conyugal y hacerlo vida entre los proyectos paternales, profesionales, patrimoniales y personales de desarrollo?

Los estudiosos e inmersos en este campo del estudio de las relaciones conyugales, todavía no nos dan la receta perfecta…y es que estoy seguro, ¡No existe!… la respuesta es personal y es conyugal, es una reconquista de cada uno y de cada cual.

La tarea es entonces un 90%… ¡Querer hacerla!

Disponernos en voluntad hacia la reapertura del corazón en primer orden, sin miedo, con valentía y honestidad, volver a hablar en primera persona ante el otro más amado del universo y acogerlo a fin de volverlo a recibir. Recuperar cercanía, hablarle del nuevo yo y descubrir al nuevo tú, su momento, su lucha, sus crisis personales y su gran necesidad de sentir la pertenencia, el orgullo y la identidad tal vez de volver a sentir ser de alguien, recuperar los silencios acompañados, revivir los sentimientos profundos y faros seguros, el hombro seco y volverlo húmedo…

Entender los cambios, los tuyos, los míos y los nuestros y hacerlos más nuestros…

Engendrar los nuevos proyectos, no los de padres, no los laborales, ni de cuánto tenemos… los de las personas que siguen y quieren estar en juego… los nuestros.

Nuestra vida, nuestras necesidades, nuestro momento requieren plantearnos un nuevo reto.

Construyamos los nuevos criterios, un nuevo lenguaje si es necesario, aprendamos las nuevas habilidades, conquistemos las mejores competencias, visualicemos el mejor futuro, hagámoslo juntos…sin miedo, sin pausa, sin prisa… bajemos el fuego al nivel lento…donde los abuelos y los expertos saben que se cocina y se logra el mejor sabor.

Hagámoslo juntos, hagamos lo nuestro…

¡Contáctanos!

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